Hace aproximadamente dos mil años, la explosión del volcán Cretaio causó el colapso de Aenaria, un puerto romano situado en la isla italiana de Isquia. Durante cientos de años, sus restos estuvieron escondidos bajo las aguas de la bahía de Cartaromana, hasta que exploraciones submarinas recientes empezaron a revelar los vestigios de su espléndido pasado.
El redescubrimiento de Aenaria ha abierto una ventana única al mundo romano, revelando no solo estructuras portuarias, sino también elementos de la vida cotidiana y la compleja red comercial del Mediterráneo antiguo.
El renacimiento de una leyenda arqueológica
Los primeros indicios de la ciudad sumergida se remontan a 1972, cuando buceadores hallaron fragmentos de cerámica y lingotes de plomo. Sin embargo, las investigaciones iniciales no arrojaron resultados concluyentes, y la bahía permaneció acordonada durante casi 40 años.
En 2011, marineros de la zona reactivaron la investigación, descubriendo un puerto romano, monedas, ánforas y restos de residencias junto a la costa. Estos descubrimientos certificaron que Aenaria era real y que sus vestigios se mantenían asombrosamente bajo el suelo del mar.
Isquia: desde asentamiento griego hasta puerto romano
Antes de ser Aenaria, la isla era conocida como Pithecusae, una colonia griega establecida alrededor del año 750 a.C. Los griegos aprovecharon las propiedades curativas de sus aguas termales y desarrollaron los primeros balnearios.
Tras la llegada de los romanos en el 322 a.C., la isla fue renombrada como Aenaria. En contraste con los griegos, los romanos dejaron escasas evidencias visibles en el suelo terrestre. Hasta el presente, se pensaba que la actividad volcánica había desalentado la ocupación continua, pero el descubrimiento en el agua demuestra lo opuesto.
Excavaciones modernas y turismo arqueológico
Desde 2010, grupos culturales y arqueológicos locales han autofinanciado excavaciones en el fondo de la bahía. Hoy, los visitantes pueden realizar excursiones en barcos con fondo de cristal o bucear cerca de las ruinas, observando a los arqueólogos trabajar y conocer de cerca los restos de muelles, ánforas, mosaicos y villas costeras.
Estas vivencias introducen al público en el relato de Aenaria, revelando cómo un puerto romano vinculado con todo el Mediterráneo quedó sepultado debido a la actividad volcánica.
Descubrimientos sobre el día a día en Aenaria
Las exploraciones han revelado información sobre la vida diaria y la estructura urbana. Se han encontrado miles de artefactos, que van desde peines y agujas hasta herramientas de navegación y balas de plomo para hondas, lo cual indica la relevancia militar y comercial del puerto.
El estudio de las ánforas mostró que se originaron en doce áreas del Mediterráneo, mientras que el plomo tenía su origen en España, lo que reafirma el papel de Aenaria como un punto clave en las antiguas rutas de comercio.
Desafíos y futuro de la investigación
El progreso en Aenaria enfrenta retos económicos y logísticos. El equipo espera introducir tecnologías avanzadas, como Lidar, Georadar y perfiladores del subsuelo, para explorar la ciudad residencial que se cree existió junto al puerto.
El objetivo final es ampliar la comprensión de la isla y atraer un público más amplio, compartiendo una historia que permaneció oculta durante casi dos milenios.
Aenaria: Una metrópolis renacida de leyendas
El redescubrimiento de Aenaria ha reescrito la historia de Isquia y subraya la relevancia de la arqueología submarina en el Mediterráneo. Cada verano, visitantes y arqueólogos continúan explorando sus ruinas, conectando pasado y presente, y recordando que la historia puede permanecer dormida bajo las aguas hasta que alguien se atreva a buscarla.