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España y el espacio: la OTAN, primer cliente de la industria

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España ha avanzado con decisión en su camino para consolidarse como una fuerza espacial mediante el desarrollo y lanzamiento de los satélites SpainSat NG I y NG II, que son equipos de vanguardia diseñados para mejorar las comunicaciones seguras del país, especialmente en el área militar. Este proyecto estratégico no solo atiende los intereses nacionales, sino que también sitúa a España como un proveedor esencial de servicios satelitales para la OTAN.

El SpainSat NG I fue lanzado exitosamente desde Cabo Cañaveral, en Estados Unidos, a bordo de un cohete Falcon 9. Actualmente se encuentra en órbita geoestacionaria y se espera que entre en funcionamiento pleno entre julio y agosto. Por su parte, el SpainSat NG II, gemelo del primero, será lanzado en octubre de este mismo año. La cobertura de ambos abarcará cerca de dos tercios del planeta, desde América del Norte hasta Asia, lo que representa un avance notable en la capacidad de comunicaciones cifradas de largo alcance de España.

Este programa espacial es gestionado por la empresa pública Hisdesat, especializada en servicios gubernamentales por satélite. El proyecto cuenta con una inversión de más de 1.400 millones de euros, cifra que se elevará hasta los 2.000 millones al incluir el lanzamiento, operación y sistemas terrestres asociados. Se trata de la mayor inversión del Estado español en una infraestructura de este tipo en toda su historia.

Uno de los elementos más destacados del SpainSat NG es su grado de autonomía tecnológica. La industria nacional ha participado de manera activa en su diseño y fabricación. Empresas como Airbus Defense, Thales Alenia Space, GMV, Indra y Sener han intervenido en la construcción de componentes clave del sistema, lo que ha permitido que más del 45 % del hardware del proyecto haya sido producido en territorio español.

Los satélites SpainSat NG están dotados de las más avanzadas tecnologías, incorporando antenas activas en banda X —las únicas en Europa— que facilitan el direccionamiento preciso de la señal, la resistencia a las interferencias electromagnéticas e incluso la capacidad de soportar ataques nucleares. Asimismo, poseen sistemas de ciberseguridad de última generación que aseguran la inviolabilidad de las comunicaciones que transmiten.

La relevancia geoestratégica del proyecto se manifiesta en su influencia global. La OTAN ha firmado un acuerdo con Hisdesat para emplear estos satélites en su sistema de comunicaciones seguras, posicionando a España como el quinto país de la alianza militar con la habilidad de proporcionar esta clase de servicios, junto a Estados Unidos, Reino Unido, Francia e Italia.

La importancia del programa no se restringe solo al sector militar. Se prevé su uso en aplicaciones civiles y de emergencia, como el seguimiento de desastres naturales, respaldo a misiones humanitarias y comunicaciones esenciales en momentos de crisis. Esto consolida la función dual del sistema, tanto como herramienta de defensa como de colaboración internacional.

La puesta en órbita de estos satélites se inscribe dentro de una política más amplia de fortalecimiento del sector espacial español. En 2023, el Gobierno creó la Agencia Espacial Española, con el objetivo de coordinar y promover todas las iniciativas del país en el espacio, tanto a nivel civil como militar. Asimismo, se ha incrementado de forma significativa la aportación a la Agencia Espacial Europea, consolidando la presencia española en misiones científicas y tecnológicas de alto impacto.

El SpainSat NG no es un caso aislado. España también participa en proyectos internacionales como la Constelación Atlántica, en colaboración con Portugal, destinada a la observación terrestre mediante una red de pequeños satélites. Esta iniciativa apunta a reforzar las capacidades de vigilancia ambiental y gestión de riesgos en el entorno atlántico.

Con estos avances, España no solo asegura su soberanía en materia de comunicaciones estratégicas, sino que también se convierte en un actor relevante en el nuevo tablero geopolítico del espacio, un terreno que cada vez adquiere más importancia en los equilibrios globales de poder. El liderazgo alcanzado en el ámbito satelital representa un salto cualitativo para la industria nacional y un respaldo decisivo a la capacidad del país para operar de forma autónoma en uno de los sectores más sensibles de la tecnología contemporánea.