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Fomentar el hábito de lectura en la infancia para un desarrollo integral

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El hábito de leer en etapas tempranas sigue siendo esencial para el crecimiento mental y emocional de los infantes, aunque existan desafíos y ventajas en la coexistencia entre libros tradicionales y dispositivos electrónicos. Especialistas en literatura para niños y editoriales destacadas están de acuerdo en que fomentar la lectura desde la infancia influye significativamente en el desarrollo del análisis crítico, la imaginación y la conexión familiar de los menores. Mediante esta actividad, se facilita no solo el uso del lenguaje, sino que también se apoya el aprendizaje y se fortalecen las relaciones que serán importantes a lo largo de su vida.

Un acercamiento a la lectura desde la infancia como clave para el desarrollo

Las editoras argentinas Érica Marino y Laura Estefanía destacan el valor de acercar los libros a los niños, y subrayan la importancia de acompañar su desarrollo como lectores, adaptándose a sus intereses y curiosidades. Según Marino, la lectura no debe ser vista únicamente como una fuente de entretenimiento, sino como un vehículo para el desarrollo intelectual y emocional. Este acercamiento, dicen, facilita el aprendizaje de la escritura, la expansión del vocabulario y la estimulación de la imaginación, un aspecto esencial para diferenciar la lectura de las experiencias ofrecidas por las pantallas.

Por otra parte, Estefanía destaca la dimensión cultural de los libros como objetos. Ella recalca que, aunque los libros para niños son artículos de la industria editorial, también representan una fusión entre el arte y la cultura. Leer, desde esta perspectiva, no solo implica descifrar palabras, sino que también ayuda a los niños a interpretar sus vivencias diarias. Asimismo, Estefanía enfatiza la importancia de proporcionar libros que atrapen a los niños, tanto por su contenido como por su calidad de edición.

El rol de las personas adultas en la creación de un hábito de lectura

Las dos editoras están de acuerdo en que los mayores tienen un papel fundamental en el desarrollo de este hábito, sirviendo como intermediarios entre los niños y los libros. Marino resalta que los mayores no solo deben facilitar el acceso al material, sino también participar activamente en la experiencia de lectura, adaptándose a los intereses cambiantes de los pequeños. También enfatiza que esta guía no solo fomenta la capacidad de lectura, sino que también permite a los niños disfrutar y entender lo que leen, promoviendo la empatía y la inteligencia emocional durante el proceso.

Sustento de la neurociencia: la lectura como pilar del aprendizaje

Las investigaciones globales apoyan las afirmaciones de las editoras. De acuerdo con el Child Mind Institute, la temprana exposición a la lectura estimula habilidades cognitivas como el aprendizaje de vocabulario, la comprensión de textos y el pensamiento crítico. Asimismo, la lectura conjunta refuerza el lazo afectivo entre adultos y pequeños, lo que a su vez promueve el desarrollo emocional y el aprendizaje en el entorno escolar.

La reiteración de relatos desempeña igualmente un rol crucial. A pesar de que algunos crean que esto podría ser una traba para el progreso, investigaciones han revelado que repetir contribuye a asentar la comprensión y a reforzar el dominio del idioma, siendo esencial para el avance de la redacción y el análisis.

Vivir a través de la lectura: abrirse a nuevas vivencias

En sus intervenciones, tanto Marino como Estefanía hacen un llamado a no considerar la lectura infantil como una obligación, sino como una oportunidad para abrir mundos nuevos. A través de los libros, los niños pueden sumergirse en diversas culturas, aprender a reflexionar sobre su entorno y sus emociones, y desarrollar una comprensión más profunda del mundo que los rodea. Promover la lectura desde la infancia, por lo tanto, no es solo un medio para adquirir conocimientos, sino también una forma de acompañar el crecimiento emocional, social e intelectual de los niños.

Al respecto, Estefanía recalca que los libros son fuentes de estimulación intelectual, emocional y social. Con cada página que se pasa, los niños no solo amplían su vocabulario, sino que también ganan la capacidad de reflexionar sobre las historias, las emociones y los diversos aspectos de la vida cotidiana. Así, la lectura se convierte en un acto de descubrimiento y aprendizaje continuo, algo esencial para un desarrollo pleno y equilibrado.

Una inversión para el futuro de los niños

Desarrollar el interés por la lectura desde la infancia brinda más que simple diversión: se trata de un recurso crucial para que los menores enfrenten con eficacia sus desafíos escolares, sociales y emocionales. Al estimular el hábito de leer desde una edad temprana, no solo se potencia el crecimiento intelectual, sino también la creatividad, la empatía y las relaciones afectivas. En un ambiente cada vez más inundado de estímulos tecnológicos, la lectura continúa siendo una excelente manera de permitir que los pequeños se relacionen con su entorno, aprendan a comunicar sus pensamientos y adquieran un entendimiento más profundo tanto de sí mismos como de los demás.