El área de Madrid se ha establecido como la zona con la mayor cantidad de estudiantes inscritos en formación profesional (FP) en instituciones privadas. Según los datos más recientes del Ministerio de Educación, el 47% del total de estudiantes de FP a nivel nacional en entidades privadas realizan sus estudios en esta región. Este número muestra una clara tendencia de crecimiento del sector educativo privado en el campo de la formación técnica y profesional, particularmente en los niveles de Grado Medio y Grado Superior.
Actualmente, uno de cada tres estudiantes de FP en Madrid opta por centros privados. La región ha alcanzado los 90.197 alumnos en esta modalidad, una cifra que representa un crecimiento significativo respecto a años anteriores y que duplica los registros de comunidades como Cataluña o Andalucía. En contraste, estas dos últimas tienen una matrícula mucho más concentrada en centros públicos.
Este aumento se debe, en cierta medida, a una mezcla de elementos estructurales y decisiones políticas. La Administración de Madrid ha impulsado, en los años recientes, la expansión de la red privada-concertada a través de políticas de subsidios directos y la extensión de plazas concertadas, particularmente en el nivel de Formación Profesional de Grado Superior. En 2023, por ejemplo, la Consejería de Educación aprobó un incremento del 12% en la cantidad de aulas concertadas para dicho nivel.
El enfoque liderado por el gobierno regional se ha distinguido por una considerable inversión en la esfera privada, fomentando acuerdos de cooperación con organizaciones empresariales y centros de enseñanza especializados. Esto ha llevado a una expansión de la oferta educativa privada en áreas como administración, tecnología, salud y hostelería, que son muy solicitadas en el mercado laboral.
Sin embargo, este incremento ha provocado igualmente críticas de parte de grupos educativos y gremios, que alertan sobre una posible privatización disfrazada del sistema educativo. Los opositores de este modelo señalan el debilitamiento progresivo de la red pública y reportan una brecha cada vez mayor entre aquellos que pueden asistir a centros privados, frecuentemente con tarifas, y quienes deben confiar exclusivamente en la oferta pública, que continúa siendo deficiente en muchas áreas técnicas.
La diferencia se hace más visible en el ámbito de los estudios de Grado Superior, donde la comunidad de Madrid agrupa al 58% de los estudiantes que acuden a instituciones privadas en todo el país. Esto difiere de lo que ocurre en regiones como el País Vasco o Galicia, donde más del 80% de la educación profesional se lleva a cabo en centros públicos y hay una significativa inversión pública en la actualización de infraestructuras y colaboraciones con sectores industriales locales.
Otra particularidad notable del modelo de Madrid es el fomento de la FP Dual, que integra la educación en el aula con prácticas pagadas en compañías. A pesar de que esta alternativa ha tenido un desarrollo desigual en el territorio nacional, Madrid ha incentivado su aplicación junto con importantes empresas, lo que ha incrementado el atractivo de varios programas privados.
Aunque esta modalidad es muy dinámica, el acceso a la FP Dual continúa siendo restringido en el sistema público debido a la escasez de plazas y convenios con empresas, lo que impide que todos los estudiantes interesados se beneficien de este modelo. Por otro lado, los institutos privados brindan caminos más flexibles y alineados con las demandas del mercado laboral, aunque esto conlleva costos superiores.
Este contexto ha vuelto a encender la discusión acerca del balance entre la oferta pública y privada en la educación profesional, además de la igualdad para acceder a oportunidades educativas. Algunos especialistas en políticas educativas afirman que el crecimiento de la FP privada en Madrid se debe más a una carencia de inversión continua en el sistema público que a un interés espontáneo de las familias.
En todo caso, la Comunidad de Madrid se sitúa como el centro del desarrollo del sector privado en educación profesional, afirmando un modelo combinado donde la influencia de las instituciones privadas supera considerablemente la media nacional. El desafío para los siguientes años será asegurar la calidad, equidad y sostenibilidad del sistema en un entorno donde la FP se presenta como una ruta estratégica para la empleabilidad de los jóvenes y la transformación productiva del país.