El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha comunicado a su círculo más cercano que Elon Musk dejará su rol en el Gobierno en las próximas semanas. Musk, conocido como el hombre más rico del mundo, ha ocupado un papel sin precedentes en la administración como responsable del Departamento de Eficiencia del Gobierno (DOGE), donde ha liderado recortes y despidos masivos. Además, ha sido un asesor cercano con acceso a decisiones de alto nivel, una figura que sus críticos han llamado «copresidente». Según fuentes internas, tanto Trump como Musk ya han decidido que es momento de que el empresario regrese a sus negocios y asuma un papel secundario.
Aunque el presidente ha reconocido públicamente los logros de Musk en la administración, la relación entre ambos ha estado marcada por tensiones internas y circunstancias externas que han complicado su colaboración. La decisión de Musk de involucrarse profundamente en las funciones gubernamentales ha generado rechazo en varios sectores, tanto dentro del Ejecutivo como entre los aliados políticos de Trump, incluido el movimiento Make America Great Again (MAGA) y miembros del Partido Republicano.
Una colaboración controvertida
Musk ha sido un aliado clave para Trump durante su mandato. Durante la campaña presidencial, Musk donó más de 200 millones de dólares y movilizó recursos significativos entre sus contactos en Silicon Valley. Además, su plataforma de redes sociales, X, ha servido como un potente altavoz para las políticas y declaraciones de la administración. Sin embargo, su influencia y métodos han despertado críticas por parte de algunos sectores, que consideran su papel como una amenaza a la independencia institucional.
En los últimos meses, Musk se ha convertido en una figura polarizadora. Su implicación en decisiones de alto impacto, como el cierre de agencias gubernamentales y el despido de miles de empleados, ha generado tensiones dentro del Gabinete. Por ejemplo, ha tenido enfrentamientos con el secretario de Transportes debido a problemas relacionados con la seguridad aérea y con el secretario de Estado por discrepancias en la supervisión de organismos.
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Impacto en sus negocios y en la política
La participación de Musk en el Gobierno también ha tenido repercusiones en sus empresas. Tesla, una de sus compañías más emblemáticas, ha experimentado una caída significativa en sus ventas. Durante el primer trimestre del año, las entregas de vehículos cayeron un 12% en comparación con el año anterior, mientras que las ventas de modelos como el Cybertruck y el Model X disminuyeron un 24%. Este declive ha sido atribuido, en parte, al rechazo global hacia la figura de Musk, quien ha asumido posturas políticas y activistas que han alienado a algunos clientes.
La reciente derrota en las elecciones judiciales de Wisconsin ha sido otro golpe para Musk y la administración de Trump. Musk invirtió millones de dólares en respaldar al candidato republicano, pero su implicación personal en la campaña convirtió la elección en un referéndum sobre su figura, resultando en una derrota contundente. Este episodio ha reforzado la percepción de que su presencia en primera línea política es contraproducente.
Un futuro incierto
La salida de Musk del Gobierno marcará un cambio significativo en la dinámica de la administración Trump. Aunque su contribución ha sido clave en ciertos aspectos, como la implementación de reformas en la eficiencia gubernamental, su estilo de liderazgo y su impacto mediático han generado divisiones. A medida que Musk se prepara para regresar a sus empresas, el Gobierno enfrentará el desafío de cubrir el vacío que deja su partida y de reconducir su estrategia política en un contexto de creciente polarización.
