El Gobierno ha designado a Zulima Pérez Seguí como nueva comisionada para la respuesta a los efectos de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), en sustitución de Ángel Batalla, quien presentó su dimisión días atrás. La decisión busca reforzar la coordinación de los esfuerzos institucionales ante catástrofes climáticas, especialmente en las zonas del levante español más vulnerables a estos fenómenos extremos.
Pérez, con título en Ciencias Políticas y vasta experiencia en la administración pública, tiene antecedentes previos en labores relacionadas con la planificación territorial y el manejo de riesgos naturales. Ha ocupado posiciones en el gobierno autonómico, tanto en sectores de participación ciudadana como en el diseño y análisis de políticas públicas. Su designación es vista como un esfuerzo del Ejecutivo por proporcionar al cargo una dirección técnica con conocimiento especializado de las dinámicas territoriales y la prevención de desastres.
La salida de Batalla se produjo en un contexto de cuestionamientos a su gestión, con críticas centradas en la lentitud en la ejecución de las medidas prometidas para la reconstrucción en las regiones afectadas por las intensas lluvias de años anteriores. Algunos gobiernos autonómicos y municipales habían denunciado falta de comunicación y escasa ejecución presupuestaria, lo que terminó por debilitar la posición del hasta ahora comisionado.
Zulima Pérez será la encargada de revitalizar la confianza en la figura del comisionado, además de agilizar los trámites administrativos y financieros enfocados en proyectos de infraestructura, gestión de riesgos y mejora social y económica. Asimismo, se anticipa que fortalecerá la comunicación con autoridades locales, comunidades autónomas y actores sociales implicados en la gestión de emergencias por eventos meteorológicos.
El nuevo nombramiento se produce en un momento clave, cuando la preparación frente a fenómenos extremos ocupa un lugar central en la agenda política. Las consecuencias del cambio climático han incrementado la frecuencia y severidad de lluvias torrenciales en el sureste peninsular, lo que ha generado demandas ciudadanas por una mayor planificación preventiva y ejecución eficaz de recursos públicos.
Desde el gobierno han expresado confianza en que la recién nombrada comisionada brindará una perspectiva innovadora y técnica al puesto, considerado estratégico debido a su enfoque multidimensional. Según fuentes oficiales, su experiencia permite enlazar los aspectos territoriales, sociales y ambientales de manera integral, lo cual es esencial para garantizar respuestas continuadas y coordinadas ante posibles emergencias futuras.
El reto inmediato para Pérez consistirá en crear una evaluación actualizada sobre la situación de las intervenciones pendientes en áreas previamente impactadas, como Murcia, Comunidad Valenciana y una parte de Andalucía. Además, se espera que sugiera novedosos instrumentos de monitoreo, evaluación y participación de la ciudadanía, con el fin de aportar mayor transparencia y control del público al proceso de recuperación.
Además, el Gobierno ha indicado que las labores de la comisionada estarán en sintonía con el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, junto con las tácticas de protección civil y la regulación del territorio. Esto supone un enfoque a largo plazo que combine tanto la reacción ante emergencias como la resiliencia estructural ante futuros eventos climáticos.
El nombramiento de Pérez ha sido bien recibido en ciertos sectores técnicos y académicos, donde se destaca su conocimiento sobre gobernanza pública y planificación participativa. Sin embargo, también hay expectativas de que, a diferencia de su antecesor, logre generar resultados tangibles y visibles en un corto plazo, dada la urgencia de muchas de las intervenciones aún pendientes en el levante español.
En paralelo, algunas voces opositoras han advertido que el cambio de nombres no debe servir como excusa para dilatar compromisos ya adquiridos. Han exigido que se establezcan plazos concretos y mecanismos de rendición de cuentas para asegurar que los recursos públicos se ejecuten de forma eficiente y con impacto real sobre el terreno.
Con este relevo, el Gobierno busca dar un nuevo impulso a una figura que había sido objeto de desgaste, devolviéndole centralidad como pieza clave en la respuesta institucional frente a los crecientes desafíos climáticos que enfrenta el país.